Ya veníamos de una situación crítica. Es duro decirlo pero necesitábamos un buen zamacón que nos hiciera reaccionar para empezar a construir institucionalidad. Con un presidente que creía que gobernaba Suecia y con un Congreso caníbal, no se podía avanzar. La oportunidad de la estabilidad es ahora. ¿Qué se debe hacer? 

Lo primero 

Martín Vizcarra no es un outsider. Vizcarra debe sacar ese coraje que lo puso en la vitrina política y que le permitió gobernar Moquegua dejando a la región con los mejores indicadores de desempeño del país. Debe trabajar en construir una imagen de líder sólido que nos permita creerle que sí da la talla para el cargo, pese a que nadie votó por él. Recordemos lo bien que lo hizo Paniagua, aunque claro, Paniagua no gobernó con un congreso destructor y abusivo. Pero no nos limitemos a echarle la culpa al Congreso. Vizcarra se debe concentrar en construir legitimidad, la suya personal y la de su gobierno. No sólo con el Congreso, no solo con la ciudadanía, sino también con el mundo. Se viene una cumbre importante y el anfitrión no puede ser visto como un “Designated Survivor” en sus primeros capítulos. Debe asumir su rol con mucha fuerza y dar la imagen en la Cumbre de las Américas de que la fase estabilidad ha comenzado el Perú. Por ello, Vizcarra debe continuar en el cargo durante todo el mandato. Convocar a elecciones sería un gran error para el país pues ello sí generaría demasiada incertidumbre y volatilidad económica, lo que arrasaría con nuestra incipiente competitividad.

Lo necesario

Vizcarra y su nuevo gabinete (porque debe contar con nuevos ministros, con “sus” ministros), debe mostrar apertura al Congreso y construcción de una agenda mínima común. Esto no debe confundirse con una imagen de debilidad. Apertura y diálogo no es llamar este año como el “Año del diálogo y reconciliación nacional”, que ya sabemos que de nada sirvió, sino que contar con una negociación mínima en aras de la gobernabilidad. Un punto en contra que sale a flote es el hecho de que tenemos un presidente sin bancada y sin operadores políticos, pero no nos olvidemos que hoy más que nunca, en el Congreso, hay una gran mayoría antifujimorista que está pidiendo a gritos gobernabilidad y estabilidad política. Vizcarra, al no tener partido, tiene la gran oportunidad de formar una red de apoyo al Ejecutivo para construir institucionalidad. Hoy más que nunca necesita de chacales democráticos, aquellos operadores que tienen la fuerza para sobrellevar a un fujimorismo que hoy se relame con gusto, la sangre salpicada. De esto, la imagen que ha dejado el Congreso a la ciudadanía es pésima y esto debe ser bien aprovechado a favor del Ejecutivo.

Lo urgente

El Ejecutivo debe enfocarse en destrabar los grandes proyectos de inversión pública que estaban detenidos y poner en marcha toda una maquinaria que permita que la manchada imagen del sector construcción empiece a avanzar a favor del país. La construcción de obras de inversión pública permitirá otorgará dinamismo a la economía y dar el mensaje de que el show debe continuar y que no hay tiempo para ir a llorar al río.

Lo pendiente

La revolución social. Esta fue la gran promesa ausente de PPK que lo ayudó a perder credibilidad. Vizcarra no se puede permitir a sí mismo gobernar un país desconectado de la gente. La creación de una unidad de cumplimiento en PCM fue una gran idea pero el enfoque debió ser más aterrizada de acuerdo con un país tan diverso. El gran error hasta ahora de esta Unidad de Cumplimiento fue tratar de movilizar indicadores nacionales sin ponerse metas ni estrategias internas con enfoque territorial al interior de las regiones. La Amazonía, la supuesta niña de los ojos de nuestro expresidente, sigue ahí, invisible. La experiencia de Moquegua puede ser escalada a nivel nacional para empezar a cerrar brechas.

Lo sensato

Las organizaciones de la sociedad civil, en vez de estar jugando al “que se vayan todos”, tienen hoy la gran responsabilidad de convertirse en un eje de apoyo a la esfera pública. Necesitamos crear un movimiento ciudadano responsable y vigilante y que no permita que los fujimoristas pasen piola, quienes han sacado esta semana lo peor de sí. Hoy más que nunca, la sociedad civil debe estar preparada, con herramientas democráticas, para enfrentar a este abominable movimiento destructor. Nuestra democracia es débil y lo seguirá siendo mientras permitamos la existencia de factores que nos hagan correr el riesgo de involucionar. Aquí es donde las instituciones ciudadanas deben asumir un liderazgo que permita la creación de un ecosistema autopoiético que nos autoidentifique como ser parte del tejido y como tejedores al mismo tiempo. Si se siente que hemos regresado a los noventa, saquemos con fuerza a todas estas organizaciones de la sociedad civil que hicieron falta en ese entonces. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Transparencia, Idea, Idehpucp, Ideele, Propuesta Ciudadana, Ciudadanos Al Día, y otros, son los llamados a llenar este vacío y conducir, desde la sociedad civil, un proceso cuestas arriba a favor del pacto social y de la democracia.