La mayoría del país aún no ha finalizado su proceso para elegir nuevas autoridades regionales. Dieciséis de 25 regiones pasan a segunda vuelta y toca pensar en sus capacidades institucionales para generar desarrollo. ¿Cómo les está yendo a las gestiones salientes?
Desde el Laboratorio de Políticas y Estrategias de Acción Social (Poleas Lab) hemos analizado cómo va la ejecución del presupuesto que tienen las regiones para realizar proyectos de inversión pública durante su último año de gobierno.
Mucho se ha escuchado a los gobernadores decir que no tienen suficiente presupuesto para invertirlo en obras que beneficien a sus comunidades. Sin embargo, en el gráfico 1 podemos ver que el problema no es la falta de presupuesto sino la falta de capacidades para ejecutarlo. Allí se muestra el avance de la ejecución del presupuesto asignado según el Presupuesto Institucional Modificado (PIM) a la quincena de octubre del 2018. Ninguna región del país, excepto Tumbes y Loreto, ha logrado ejecutar más del 50% de su presupuesto. De hecho, a mes y medio de finalizar el año y toda una gestión, se esperaría que al menos las regiones sean capaces de ejecutar el 65%. Al cierre de este reporte no tenemos esta situación en ninguna de ellas.
PIM de cada región dividido por monto ejecutado y por ejecutar al 16.10.18

Fuente: Elaboración propia en base a Consulta de Seguimiento de Ejecución Presupuestal MEF
La capacidad institucional de los gobiernos intermedios, como son los regionales, es clave para fortalecer y empoderar el proceso de descentralización. Si bien el nivel de ejecución de gasto no es el único indicador para medir eficiencia en una gestión, lo cierto es que si no se cuenta con las suficientes competencias para invertir el presupuesto asignado, difícilmente se puede hablar de capacidad institucional en una organización. Por el contrario, una región que gasta todo su presupuesto no necesariamente asegura que lo invertido lo está traduciendo en progreso para la ciudadanía. De ahí que lo importante es que los gobiernos regionales puedan contar con data útil que oriente la asignación y posterior ejecución de su presupuesto de manera efectiva para su gente.
En el gráfico 1 vemos que regiones con alto presupuesto como Piura, Arequipa, Cusco y La Libertad han dejado de gastar S/672’776,383, S/699’626,728, S/552’815,324 y S/674’921,018, respectivamente. Es decir, sólo en cuatro regiones el Perú deja de gastar S/2,600’139,453.
Por otro lado, el gráfico 2 muestra una matriz que mide el grado de eficiencia en el que se encuentran las regiones en relación con el nivel de calidad de vida de sus ciudadanos según los niveles del Índice de Progreso Social (IPS) 2016, cuyos puntajes van de 0 a 100. Regiones que obtienen más de 65 puntos en el ranking IPS tienen una calidad de vida media alta. Por otro lado, se espera que a un mes y medio de cerrar el año y toda una gestión regional, el nivel de ejecución sea mayor de 65%.
Nivel de ejecución de gasto y puntaje de IPS y al 16.10.18

Fuente: Elaboración propia en base a Consulta de Seguimiento de Ejecución Presupuestal MEF
La matriz está dividida en cuatro cuadrantes para ubicar a las regiones y en función de ello desarrollar estrategias que los ayuden a estar o permanecer en el cuadrante ideal que es el de gobernanza en donde se espera que su eficiencia o capacidad de gasto sea alta a la vez que tienen una ciudadanía con puntajes altos de calidad de vida.
Como podemos ver, todas las regiones están ubicadas en el cuadrante más desafortunado, el de desgobierno, aquel en el que a pesar de contar con presupuesto, este no es invertido para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
El cuadrante de potencial de desarrollo corresponde a las regiones que son capaces de gastar su presupuesto pero no necesariamente priorizan su inversión en los temas más urgentes vinculados con la mejora de la calidad de vida de las personas de sus comunidades. El cuadrante de la amenaza de desgobierno es aquel en el que las regiones tienen un mejor nivel de calidad de vida pero no ejecutan eficientemente su presupuesto, por lo que existe la posibilidad de que esta calidad de vida baje en los próximos años. Moquegua se encuentra en el límite de este cuadrante y se espera que tanto esta región como el resto de las regiones puedan mejorar sus capacidades de inversión y lo enfoquen en aquellos temas que son cruciales para mejorar sus indicadores de calidad de vida.
Los nuevos gobernadores deben tomar en cuenta esta matriz a fin de no sólo concentrarse en “gastar por gastar” sino en asegurar que la inversión ejecutada se traduzca en reales beneficios para la ciudadanía. En este sentido, sus planes estratégicos institucionales deberán contener una hoja de ruta en la que hayan identificado cuáles son esas brechas que deben cerrar para impulsar el desarrollo real regional.
(Foto: Andina)
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